jueves, 29 de noviembre de 2007

MAÑANA

Lo primero que vislumbré fue su melena, media melena color castaño claro, rizada y vaporosa como las de los anuncios de champú, a cada paso que daba hacia mí su pelo flotaba y ondeaba como los campos de trigo mecidos por la brisa. Nos saludamos y mientras hablábamos yo no podía apartar mi mirada de un mechón de pelo que descolgándose por delante de su oreja no paraba de corretear por su pómulo izquierdo, y en ese momento yo deseaba ser ese mechón, deseaba serlo para poder correr sin rumbo y tropezar y caer y rodar y así rodando llegar a su boca que no paraba de moverse al hablar, aunque no sé porque decía frases equivocadas y se callaba las que yo quería oír, y yo hechizado con su movimiento veía como del arco entreabierto de sus labios se escapaba una luz blanca como sólo podía haber en el cielo, pero yo sólo pensaba en el infierno, en abalanzarme y morder la fruta prohibida y condenarme de por vida. Al mirar sus ojos grises se venían imágenes hermosas a mi mente y quería poder expresar con palabras el color del mar al amanecer o poder describir una cascada de hielo, y quería hacerlo con rima y con metáforas hermosas y sonando música clásica de fondo... pero como siempre sólo consigo decir estupideces que asimilo solamente cuando me oigo, entonces me las quiero tragar y hacerlas desaparecer como el espagueti que se te queda colgando, pero ya es demasiado tarde, me río para disimular y la observo atentamente buscando algún tipo de respuesta... se le arquean las cejas, se cierran sus párpados y las comisuras de sus labios se separan, me relajo y pienso que al menos le hizo gracia.

Mañana le diré algo bonito y precioso digno de ella y otro día le propondré tomar un café juntos.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

CRISTALES DE COLORES

Los pájaros ya no te cantan, el sol ahora te quema y las nubes siempre te encuentran para llorarte sus penas. Lo más rosa que se cruza en tu camino es un chicle derretido pegado en tu zapato. Sentado tras un cigarro te quedas pensando en que ha pasado y lo más claro que ves es el humo que sale de tus labios.

El televisor apagado te recuerda que ya no está a tu lado, aunque ironías de la vida vuestros teléfonos siguen conectados... llamadas de por vida era lo que te prometían. Su perfume en la habitación y colillas es lo que te queda, vacía la nevera y vacío el corazón... maldita primavera y maldito el amor.

Las rubias de los bares te susurran al oído, noches de cristales y miradas furtivas al cielo, las mañanas mirando al suelo te revelan que sus respuestas se han ido. Esperar que vuelva es un espejismo, para caminar de lado ya están los cangrejos, si quieres llegar lejos debes pensar en ti mismo.

Sudar todo el dolor y llorar todo el amor.



Y es que no hay amor más jodido que el no correspondido.

martes, 27 de noviembre de 2007

DESEO

Por fin se abrió la puerta, muchos kilómetros, muchos días tachados del calendario, muchas noches solitarias, muchas conversaciones telefónicas, muchas horas de chat y sobretodo mucho deseo; la silueta esbelta que le abrió la puerta le sonreía, iba vestida con unos calcetines gruesos de lana de color gris, las piernas delgadas y morenas estaban desnudas hasta mitad del muslo, zona en la que se encontraba el final de una camiseta exageradamente grande que le caía recta por el cuerpo escondiendo las suaves curvas de su cadera, pero sin poder disimular la forma prominente de sus pechos,unos pechos que pensaba que a estas alturas estarían gastados de tanto rozar en su imaginación, unos pechos que curvados hacia arriba, como un absurdo capricho de la naturaleza que iba en contra de toda lógica, aparecían desafiantes y soberbios, pechos a los que se encaraba de nuevo y de los que con gran esfuerzo tuvo que apartar su mirada que dirigió hacia el hombro, un hombro desnudo que se escapaba por el cuello estirado de la camiseta, dejando al aire la piel que iba desde mitad del brazo hasta la oreja, esa zona se le antojó perfecta para aterrizar con sus labios y serpentear suavemente con ellos, besarla lentamente una y otra vez, desplazándose al azar de un lado a otro, acumulando temperatura a cada movimiento, a cada beso, a cada roce, a cada aliento susurrado, hasta que toda esa tensión estallara en forma de mordisco, de arañazo, de abrazo de cuerpos, de jadear de bestias, de violencia y de calor, mucho calor, con todo ese calor interior su vista se fue desplazando por el cuello hasta la base de la oreja, luego por el pómulo hasta la boca, donde vio como esa boca le sonreía, pero sin embargo sus ojos no, era una especie de Gioconda con una sonrisa inocente y juvenil que le daba la bienvenida y le invitaba a casa a tomar un Cola-Cao con galletas, pero con unos enormes ojos del color del cuero en los que se le podían ver todas las fantasías que ella había tenido desde su pubertad hasta ese mismo instante, todas ellas mezcladas, dando botes por su mente en un caos de agitación comparable a la lava burbujeante de un volcán, en ese momento sus ojos se abrazaron y sus cuerpos sin mediar palabra cruzaron la frontera del país de las normas, de los convencionalismos y de los sentimientos reprimidos para pasar al paraíso ardiente de la pasión.

NIEVE


Blanca, azul, naranja... sea cual sea la luz que la ilumina, siempre pura siempre hermosa, ganando belleza con la distancia, ganando pureza con cada metro de por medio, ganando calidez cuanto más lejos, quizás fruto del imaginar del añorar y del desear, al disponer de espacio tu mente moldea a su gusto sus formas, borra del recuerdo las rayas y todo lo negativo desaparece al evocar los momentos pasados juntos, esos momentos que sabías que no serían para siempre, pero al menos querías que los recordara con cariño, que fuesen especiales para ella, que fueran únicos. A los meses te la encuentras de nuevo cara a cara y chocas con la realidad que has intentado olvidar todo ese tiempo, tratas de asimilar su frialdad , su dureza, aprecias, ahora sí, las manchas, las imperfecciones y las marcas que sólo se aprecian de cerca, muy de cerca, ya que se ocultan tras su belleza y su aparente fragilidad. Entonces descubres que no eres el único que la disfrutas, acaso pensabas que solamente tú apreciaba sus cualidades, que sólo tu suspirabas por el reencuentro, que sólo tú eras capaz de esperar sin desesperar, pero una vez más ves, compruebas y entiendes que más manos quieran tocarla, que más caras quieran olerla y que más cuerpos quieran deslizarse sobre ella y al igual que tú cegados por la belleza tratarán de cogerla y poseerla, y al final descubrirán asombrados como cuanto más calor le den más rápido se les escurrirá entre sus manos.

lunes, 26 de noviembre de 2007

UNOS VIENEN Y OTROS SE VAN

Y llegó el día, ese que siempre deseé que llegara, sólo que vino en dirección contraria, o me pilló en la acera equivocada, la inmensa alegría de una nueva vida vino anunciando la muerte, una muerte en vida que es la peor, ya que tú eres consciente de ella y sabes que los demás lo saben también, puedes ver el pésame en sus miradas y la condolencia en sus gestos, por mucho que traten de ocultarse tras velos de sonrisas y conversaciones vacías.
Arrastré mi alma por los pasillos del hospital en dirección a la planta con más vida y alegría del edificio, en la mano llevaba un paquete envuelto en papel rosa con un lazo rojo, lo miré mientras empujaba la manilla de la puerta de la habitación a la vez que contenía el aliento, la sensación de caminar por un túnel se apoderó de mi, al final de él vislumbré una silueta tumbada en una camilla, me acerqué con paso firme por fuera pero temblando por dentro... estaba tan preciosa y resplandeciente como siempre había imaginado que estaría, en sus brazos una diminuta replica de si misma dormía ajena a la luz que irradiaba, me incliné y le di dos besos, dos besos sentidos como no se los había dado nunca a nadie, dos besos arrancados de lo más profundo de mis entrañas que me dejaron vacío, casi inerte, mientras un reguero de lágrimas en forma de lazo se aferraban a mi garganta, todavía no sé como pero logré guardármelo dentro y aguanté, aguanté lo mínimo para poder retener la estampa en la retina, consciente de que esa imagen sería lo más cerca que estaría jamás del cielo, felicité al padre y abandoné definitivamente la vida.

domingo, 25 de noviembre de 2007

CANTO

Canto canciones alegres con letras que quiero olvidar.
Canto a los tallos de espinas del jardín de mi soledad.
Canto al perfume diario de la ambigüedad.
Canto al reo condenado a vivir sin esperar.

Canto al calor que me abraza resquebrajando mi interior, canto a la lluvia y canto al sol mientras el arco iris me recuerda que el marengo no es un color.

Canto lágrimas de arena del pozo seco de mi corazón.
Canto notas afiladas en la piedra de mi desesperación.
Canto perlas saladas que tapizan mi colchón.
Canto palabras malditas pronunciadas por la razón, cuando cantando te dije te quiero y llorando te dije adiós.

sábado, 24 de noviembre de 2007

LA VIDA DE OTRO


Paseando por una de las calles peatonales más concurridas de su ciudad descubrió que la soledad era su única compañera, se paró frente al escaparate de una tienda de moda y ahí quieto delante del enorme ventanal se quedó pensativo mirándose a si mismo, preguntándose ¿Cómo había sucedido? poco a poco el bullicio de su alrededor se fue apagando,el tráfico lejano, los gritos de los niños que corrían sin rumbo, los trozos de conversaciones que pasaban a su espalda dejando retales de frases incoherentes, con la mirada clavada en su propio rostro trató de recordar como había pasado, como pasó de dos a cero, del idilio a la tragedia, del dulce al amargo, ¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? eran el inicio de todas las preguntas que le picoteaban el cerebro. Buscó respuestas en sus recuerdos mientras se llevaba un cigarro a la boca, el fuego del encendedor se reflejó en el cristal en mitad de su rostro, prendió el cigarrillo y apuró la primera calada sin soltar el dedo del pulsador del mechero, su mirada se centró en la llama como si esta fuera el oráculo en el que encontrar las respuestas a todas las preguntas perdidas, flases de recuerdos vinieron a su mente, felices momentos como sólo el paso del tiempo sabe moldear, el primer día que sus miradas se cruzaron, el primer beso, aquel atardecer al borde del mar viendo el reflejo del sol en sus ojos mientras su pelo ondeaba mecido por el viento que hacía que un mechón travieso correteara por su cara rozándole los labios, esos labios que eran aún más rojos con la suave luz del atardecer, ese instante perfecto fue borrado por el humo que salió de su boca, ese humo lo devolvió a la realidad borrosa de su vida, reanudó su marcha con la sensación de que durante esa época de su vida había vivido la vida de otro y con la terrible desazón de pensar que otro estaba viviendo ahora la suya.