jueves, 28 de noviembre de 2013

LUCERO



El pequeño reflejo que me devuelve el espejo, corre risueño sobre unos socavones negros de los que brotan mis temores tratando de cogerlo.
El ala quebrada, la patita lastimada, la sangre derramada, y nada... la nada acompañada de lágrimas anticipadas manando desconsoladas.

Lloro cada noche tus sueños desde que de los míos tú te hiciste dueño, canto nanas en silencio escuchando reír de cuervos.
Corren bucles negros por las palmas de mis manos, turbios  rizos dorados compartiendo amargos recuerdos.

Velo el duelo eterno de la felicidad del momento y cuento cuentos dentro de un cuento en el que ahora tu eres la letra y la vida un libro abierto.
Un día me iré durmiendo abrazando todos mis miedos, me llevaré mis tristes sueños y te dejaré solo mis cuentos.