viernes, 7 de diciembre de 2007

MUNDO MAGICO


Los cantos de sirena les hechizaron con promesas de mundos mágicos y maravillosos, hacía tiempo que escuchaban su melodía, pero últimamente éstos se habían vuelto más melosos y cautivadores y los escuchaban a todas horas imponiéndose sobre la tos cotidiana del tráfico, los gritos de los recibos del banco y los empujones de los horarios. Al contrario que a Ulises nadie les ataba y embelesados por la dulce melodía zarparon ligeros de equipaje, tras muchas millas de viaje avistaron una tierra totalmente distinta a todo lo que habían conocido o imaginado. En ella el sol les abrazaba suavemente, las olas les acariciaban con la ternura de una madre y el viento se dedicaba a hacerles cosquillas detrás de la oreja, en aquel lugar las estrellas bajaban todas las noches para arroparles y la luna les contaba en sueños historias que les podían ocurrir mañana. Eran un mundo sencillo en el que no había colegios y los niños aprendían jugando a ser felices de mayores, en ese lugar no existían relojes ni horarios, solamente había un viejo calendario con los días marcados en rojo. La gente se desplazaban en bicicletas por unas calles cuesta a bajo mientras en el Ipod escuchaban como todo el mundo les saludaba a su paso. No había lazos ni ataduras, eso sí, existían unos finos hilos que les unían con el mundo real, por ellos podían regresar cuando quisieran y por ellos podían venir también personas del exterior, aunque sólo los espíritus libres a quienes no les importaba el mañana y que no se acordaban del pasado se quedaban. En ese mundo decidieron vivir, y allí flotando en medio del mar arrojaron la brújula por la borda para no saber nada de rumbos ni coordenadas y poder viajar al pairo sin más frontera que el horizonte.

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