martes, 29 de diciembre de 2015

DIOSA, MUJER Y HADA





En el castillo de la princesa hay una gran entrada,
dos puertas abiertas a la verdad
y un foso lleno de cocodrilos
para quienes la vayan a rescatar.

Yo he visto a la diosa, cubierta por su luz, sé sincero y la verás tú...

¿Y cómo hablarte de ella?...

¿Cómo hablarte de su belleza sin que tú desaparezcas?
¿Cómo hablarte de su fuerza sin que tú la temas?
¿Cómo hablarte de su vehemencia sin que tú retrocedas?
¿Cómo hablarte de su grandeza sin que tú empequeñezcas?

Dulce es la cama que brota de su cara, un nido perfecto para la esperanza.
Potentes las guitarras que toca con sus garras, un rincón secreto para la danza.
Profundas las palabras que afila como dagas, una huella eterna para el alma.
Estribillos son los brillos que lanza su mirada, una nana perfecta de paz y calma.

Vagan los hombres recios en pos de su hermosura,
blanden los estandartes y sus brillantes armaduras,
verdaderos muertos vivientes negando su sepultura,
afortunados necios, que solo alcanzan a ver lo que se cuela por sus comisuras.

En un castillo hay una princesa que es diosa, mujer y hada, y que todo se lo da, a quién no pide nada.  





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