viernes, 18 de diciembre de 2009

EL JARRÓN PERDIDO


A mitad de recorrido se dividieron sus caminos, uno partió dirección al mar, hacia donde no hacía falta remar, el otro río arriba, donde el dolor emergía.


El mar pasó mil veces por su puerta, pero sin atreverse a entrar.

Marcó su teléfono o tras tantas, pero sin atreverse a descolgar.

Veía avanzar el tiempo, sin poderlo retornar.

Sus olas golpearon en vano el río sin poderlo remontar.

El dolor intentó rebobinar, pero se le secó la tinta, y esa cinta ya nunca más la volvió a escuchar.

Día tras día, año tras año, ponían uno tras otro, cada vez más peldaños. La pelea del orgullo creció alimentada por los daños, en ella perdió todo el mundo, menos el mundo que ganó en orgullo, y siguió caminando erguido otro millón de años.

La marea subió, alimentada por una riada de gotas saladas que transformaron todo el dolor en alas. La pena se diluyó y fluyó risueña en dirección opuesta. A mitad del recorrido se encontraron, y sacaron de sus bolsillos las piezas de un viejo jarrón partido, las pusieron todas juntas e hicieron un bonito jarrón lleno de juntas que lanzaron al río, para poder seguir cada uno su camino.


En el fondo del río hay un jarrón hecho de añicos, en el viven contentos un par de cangrejos con sus hijos cangrejitos. El jarrón nunca nadie más lo vio, pero ahora el mundo es un poco mejor.


9 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias,

lo guardaré en el cajoncito que abro cuando me acuerdo de tí, pero ahora será más agradable ese recuerdo

Anónimo dijo...
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Fernando Ferrao dijo...

En general todas las historias tienen una base simple, por lo que es fácil identificarse, y aunque yo las escriba pensando en algún acontecimiento concreto, pueden abarcar muchas más situaciones similares.

Esta en concreto trata de una relación entre dos personas que se rompe, hay una separación sin comunicación en la que cada uno vive los hechos a su modo, pero al final hacen las paces, aunque la relación ya no siga y ellos tengan vidas distintas, lo importante es que se aclaran las cosas y a partir de ahí pueden surgir cosas mejores para ambos. Puede ser un enfado con un amigo, con un hermano, una ruptura de una pareja... lo importante es que no dejéis que el rencor o la razón sin razón os haga ser peores personas, no se suele tener la razón 100% y aunque se tenga de nada vale si el conservarla te carcome por dentro.

Un beso y muchas gracias por lo de caballero, aunque me gusta mucho más que te haya gustado, gracias de nuevo.

Anónimo dijo...
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Fernando Ferrao dijo...

Espero no tener que recurrir a tu inesperada amistad, más que nada por no sufrir ninguna contrariedad, pero el saber de la posibilidad de disfrutar de tu ofrecimiento, ya me reconforta por dentro con el balsámico efecto de saber que cuento con tan lejano afecto.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Jarrón tirado al fondo del río...

gracias de todas maneras que él cuento sigue siendo precioso

Fernando Ferrao dijo...

El jarrón es una metáfora de una relación que cambió, no quiere decir que se lanze lejos para no querer saber nunca nada más una persona de la otra, lo que tienen es una relación distinta. Me alegro que te haya gustado.

Anónimo dijo...

No se que decir, sólo es que a veces me agobio y por lo menos en el fondo del río los recuerdos serían felices.. claro que me gusto, todo lo demás ya te lo dije el otro día en e-mail y ... y que vas a ruinar a mi veterinario jeje o por lo menos eso espero algún día