Tras muchas insinuaciones se quitaron los galones y abandonaron el trono para irse a conocer. Llegó la hora de los leones, hambre de carne y sed de ser.
Miradas empañadas de dos almas empeñadas en frenar el mundo, al menos por un segundo para hacer del duo uno. En ese preciso momento en que se para el tiempo, entras al templo dónde se funden los elementos, agua, tierra y fuego.
Donde la prosa se hace verso, donde las lenguas de todos los idiomas hablan sin comas, donde el aliento es la melodía del encuentro, y dónde de dos gotas nace un universo.
7 comentarios:
Qué situación tan familiar. Me ha gustado mucho cómo lo has expresado.
El pan de nuestros días... que tiempos cuando se ligaba sin red, aunque se usaba mucho de colchón algo de alcohol.
Gracias por comentar.
Y que no falte nunca ese colchón que, en ocasiones, te hace despegar rumbo al Universo de las sensaciones...jeje...
Muy bueno Fer... estás que te sales...
Saludos!
Colchón y chichonera y coderas, y porque no, rodilleras que además de proteger dan juego jeje. Todo por las sensaciones.
Somos unos clásicos Chordi, a ver quien le explica a nuestros nietos que pasamos la juventud sin móvil y sin internet. Yo guardo cartas de amor de juventud, papel, sellos... les voy a parecer un mítico de la de mi madre.
Qué bien escribes, Fer.
Me gusta.
Sí.
Muchas Gracias Magenta. Tu Motel está lleno de habitaciones interesantes.
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