A la tercera piedra su corazón se transformó en hiedra y cayó a tierra.
Contenido herido en un continente menguante, un destino desesperante, un final en un instante.
Las lágrimas del naufragio se evaporaron, y del fondo del charco afloraron las grietas de su alma rota, una huella de una bota, y una frase en una nota, que en rojo carmesí rezaba "Te quiero, pero no soy para ti".
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