Foto Guille Pando puertodenaufragos.blogspot.com |
Me atenaza, me amenaza, me llena de miedo y de esperanza.
Me esquiva, me vigila, me espesa la saliva hasta convertirla en lija.
Me acuesta, me despierta, me mantiene en vela, y me moldea como a un muñeco de cera.
Me ata, me desata, me encierra dentro y fuera de casa, y mientras, juega sin saberlo con la llave de mi alma.
Me oprime, me imprime, me incita y me deprime, primero a quedarme, luego a irme, y siempre a mirarla y que me mire.
Angustiado por el apabullante temor de no saber distinguir el sí del no, sigo esperando el momento al otro lado de la habitación.
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