lunes, 18 de abril de 2011

UN DEMONIO EN CADA BRAZO




Tengo un demonio en cada brazo, un GPS que sólo entiende de atajos y unas botas de 7 leguas que me llevan de charco en charco.

No busco razones en los moratones y de los tropezones me levanto con las manos limpias de conclusiones.

Quiéreme si no te quieres, vete si te quieres quedar, quédate si quieres mirar y mira sin preguntar.

Tengo amigos contados con los que contar, y otros comprados que no puedo ni contar entre la oscuridad.

La noche iluminada por una llamarada transforma las sombras en claridad, olor a carne quemada y mirada de perplejidad.

Me aferro al casco que me dio un bombero a cambio del mechero que me confiscó cuando vino a apagar el fuego.

Ahora ya no bailo con las llamas y me he comprado unas zapatillas para andar por casa, eso si, en el casco tengo cerillas guardadas por si vuelvo a las andadas.

2 comentarios:

Aina Rotger Vives dijo...

Me gustan los juegos de palabras, el decir más de lo que se presume, la ironía sutil y tu corte de mangas disfrazado de poesía.

Fernando Ferrao dijo...

Pequeños juegos malavares, en los que de vez en cuando, vuelan algunas maldades... tu ya sabes.

Muchas gracias por pasar.