Por mis ojos corren tus lágrimas, por mi sangre tu alma, de mis manos se desgarran palabras tratando de pintar tu mirada sobre páginas blancas.
Blancas noches de abrazo helado, aliento entrecortado de vaho plateado, cuando los cabellos de la luna se cuelan entre mi muda y respingan mi piel desnuda.
Colinas erizadas coronadas por banderas que te reverencian, humilladas por tu belleza agachan la cabeza mientras hunden más y más sus pies en la tierra.
Consuelo suelo encontrar en el horizonte, al contemplar como el cielo y la tierra se abrazan al final, y como sorprendidos por la noche se funden en la oscuridad.
4 comentarios:
En ocasiones aparece casi sin esperarlo alguien que te regala sus ojos y la manera en la que éstos perciben las cosas, tú me has regalado los tuyos y me gusta lo que con ellos descubro.
"...aliento entrecortado de vaho plateado, cuando los cabellos de la luna se cuelan entre mi muda y respingan mi piel desnuda", genial.
Muchas gracias Aina... aunque este modesto y pequeño relato se ha visto aún más menguado por tu comentario, al contrario que su autor, que ha gando en color pues lo has ruborizado.
vaya como estas jejej como te pille tu mujer ;-)
siempre tendras un lugar en mi corazón y si me dejas seguiré alagando tus cuentos, los bonitos jejej
un abrazo
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