Lo que silba el viento son susurros de otros tiempos, afilados cuchillos de acero envueltos en terciopelo.
Mil es mil veces más que uno, un millón es mil veces más que mil.
Millones de unos mirar a miles de miles mirando a un millón, tratando de entender la diferencia entre mil veces uno y mil veces mil.
Si con mil, sobra para sonreír.
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