Mientras Fernando Ferrao se afanaba en dar explicaciones a sus alumnos en la orilla, veía por el rabillo del ojo a David Sastre hacer giro tras giro. Sus alumnos atentos a las indicaciones de Fernando, eran totalmente ajenos a lo que acontecía a sus espaldas, hasta que en un momento dado Ferrao les indicó que mirarsen al mar, ya que David se disponía a coger una ola. Todo el grupo se quedó boquiabierto contemplando como en dos décimas de segundo y tres metros de pared hacía dos pedazo de giros a contramano, con una fuerza y plasticidad totalmente contradictorias. Los alumnos se volvieron a su profesor y lo encontraron en la misma posición que lo habían dejado, con el dedo índice apuntando al mar, aunque ahora, no pestañeaba, tenía la mirada fija y los ojos vidriosos. Sus alumnos ansiosos por entrar al agua le preguntaron si ya podían, y Ferrao con voz temblorosa y sin cambiar el gesto sólo atisbó a decir "como Sastre joder, hacerlo como Sastre"
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